"CEREZA" oleo sobre lienzo
En junio de 2005 se realizó, con un emotivo acto en la Iglesia de Nuestra Sra. de la Estrella, una macedonia de frutas que fue compartida por todos los participantes para clausurar el curso de Misiones Populares.
Para ello, todos los que participamos durante el año en dicho Grupo, aportamos la fruta necesaria para realizar la macedonia. Además, cada vocal de cada uno de los grupos tuvimos que colocar algo de fruta en el frutero que se encontraba en el Altar de la Iglesia, acompañando el acto con algunas palabras.
Quienes participaron llevaban cuencos con frutas de diversas clases que iban añadiendo al frutero, en mi caso, sobre una pequeña bandeja cubierta con un tapete de encaje, llevaba una sencilla cereza, la cual coloqué junto al resto de las frutas. Llamó la atención el hecho de que todos aportaron cuanta más fruta y más grande fueran mejor, y yo sólo aporté esa cereza acompañada del significativo texto:
SENCILLOS COMO UNA CEREZA
Ofrezco como presente una cereza, visto así es poca cosa, mejor hubiera sido que os hubiese presentado una hermosa sandía, pensaréis, por lo menos habría tenido más vista. Pero no nos engañemos, aunque nos fijemos en su gran tamaño, en ocasiones su sabor es insípido. Lo mismo ocurre con algunos cristianos, que se crecen delante de los demás y por dentro sus corazones son pequeños y están vacíos. Viven equivocados, pensando que de esta manera sirven mejor a Dios. Desconocen los deseos de Dios. Para Él, el verdadero cristiano es aquel que se vuelve humilde, pequeño, porque, cuanto más pequeño, humilde e insignificante nos hacemos a los ojos del hombre, más grandes nos volvemos para los ojos de Dios.
Tomemos, por tanto, ejemplo, y seamos pequeños por fuera, pero jugosos y llenos de sabor por dentro como esta sencilla cereza.
Mª Dolores Capilla